miércoles, 4 de febrero de 2009

Nunc Stans

Dicen las fuentes por allí que quien conoce la eternidad la conoce en el presente que no acaba nunca: un aleteo de colibrí es la eternidad, la calle que miro por la ventana o el primer acorde de "Mate Kudassai".

La cosa es que la eternidad ha entrado por una efimera semana a mi vida...luego se marcha y no se que pasará. Agradecido, feliz, en este pequeño intersticio de luz que se cuela con un nombre, cultrunes y una voz que me susurra en la cama, aqui y ahora todo esta bien, las hormigas y las las rosas blancas, el horario de trabajo y la angustia de las lucas que no tengo, una pieza destartalada y sucia, viento y tiempo libre para tirar al techo: todo esta bien y gira redondo y perfecto como las obras del inefable...

Gracias por esta efimera eternidad... Qué pasará luego... eso esta fuera de la eternidad y no me preocupa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mate kudasai...definitivamente tiene sabor a infinitud...espere, por favor aquello que nunca llegará, el actuar meramente retórico de un estado sin movimiento, una instantánea de la vida fuera del tiempo; espere por favor respirando y exhudando resignación hasta el perfecto último suspiro por que eso es la eternidad: la espera que te suspende en el tiempo; tu deseo, como adoleces de el dolorosamente, como te destroza ... Y todo al unisono, y todo ocurre siempre, y vuelve a ocurrir y crees que es un sueño o que no puedes soportar tanto dolor y luego tienes esperanzas, pero es siempre lo mismo: mate kudasai.

Matias Rivera Baeza dijo...

Y una anciana meciéndose en su porche, añorando una tierra que nunca verá, aunque vuelva - ¿qué puede quedar del Japón que conoció hace años ya? Añora en la eternidad el recuerdo eterno de un lugar perdido para siempre...

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