miércoles, 26 de junio de 2013

NOX

Hace mucho tiempo que no daba la vuelta sólo a la noche. Afuera hace frío, aquí hay una estufa que calienta mi pequeño departamento lleno de humo (hay vicios que nunca se dejan), y le quito el bulto al trabajo como siempre.

No se en qué pensaba Dios cuando creó la noche (iluso yo, queriendo saber que pensaba Dios). Quizás sin saberlo nos abrió una ventana hacia su esencia, porque la noche siempre es silenciosa y con las luces lejanas que se van apagando, crece el misterio del cielo estrellado, de la niebla en invierno, y crece la oscuridad que es el misterio,  se abren a las cabezas y los sentidos de los insomnes vastos a llanos interiores (recuerdos y sensaciones de lo que fue y no volverá, de lo que es y esta inacabado, de lo que será...) que se mezclan con la realidad mientras hurguetéan sus narices frente al espejo y el reloj marca el tiempo: tic-tac, tic-tac.

No quisiera que la noche llegara a su fin. Me perdería en las luces de neón, hablaría con fantasmas y muertos y vagos, pintaría la ciudad bienamada de mis recuerdos y cantaría alabanzas al misterio oscuro de la materia ... Hécate, Hades, Lucifer... En la botella un arcoiris.... Alguna vez quise encontrar la cara que tenía antes de nacer... La noche me la revelaría, ya que detrás del velo esta la rosa y detrás de la rosa esta Dios. Pero mis sentidos hechos de materia y dolor son parcos e insuficientes, y siempre vuelve la luz y el astro y los ojos me arden...

Nox aeternitas aeternitatis...
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