Alguien en una pieza abrirá las ventanas que dan directo a la calle. Virutillará el piso, encerará y empezará a depositar allí su vida al abrir las cajas, instalar los muebles, desempacar la loza, beber agua, café, recibir a sus hijos el fin de semana. Pasará las noches sólo, si es designio de la luna. Y la pieza empezará a conocerlo y se volverá su confidente, cuatro ojos silenciosos que se poblarán de sus hábitos al pasar las horas de los día de los meses, sus pasos sobre el piso, las conversaciones y las caras visitantes que vengan. Se prenderá incienso, se leerá, se escuchará música, se pagará el arriendo y se fumará. Volverá a virutillar y encerar, pintará los zócalos, los marcos de las ventanas, instalará cuadros, fotos.
Y un día la pieza verá como el amo empaca sus cosas, y lentamente despuebla ese su reino. Quedará vacia una vez más... hasta que llegue otro rostro, y encarne los mismos actos una vez más... ¿Qué quedará de ese hombre flotando bajo el techo, impregando el aire y los muros? ...Sólo la pieza lo sabe, confidente fiel, acumulando una tras otra vidas que se repiten en sus ritos, en sus virtudes y defectos, esperanzas y desengaños, sin traicionar ninguna...
martes, 10 de febrero de 2009
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2 comentarios:
me impresiono mucho tus interpretaciones, nunca las habria encontrado.
Muchas gracias por tu aporte, y por seguir el blog =)
Pronto se viene Mantra !
saludos
no diré como llegué, pero llegué y de todo lo que he leído, esto me dio ganas de llorar.
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