Mientras llovía, tomaba la tropezón, o la ovalle-negrete y otras de las que no me acuerdo el nombre o número. Los pasamanos estaban envueltos en tiras plásticas multicolor, había jaibas u otros animales en la palanca de cambio, calcomanías con temas religiosos, sexuales o de miscelaneos, y para viajes espaciales "hablar con el astronauta". Los asientos rajados, con los resortes afuera... Realmente una atracción para el turista amigo. Los peluzones que se subían con un rallador y una lima y cantaban temitas dedicados a la mamita o sacados de la radio con los mocos colgando y sucios a cagarse.
A veces eramos cogoteados y perdíamos el chocopanda o el reloj o la cadena... al menos era más presentable -las circunstancias pesaban de verdad, no como por estos días en que pendejos vestidos con zapatillas nike y pantalones con medio culo afuera que se creen "gangstas" te cuelgan mientras mascan chicle y agregan temas expiantes a su Ipod. Antes, la consigna era echar a los milicos...Today... no es tan simple ... ¿que hacemos con los flaites?
Tienta el enfoque pragmático que el Tercer Reich adoptaba para solucionar estos dilemas... Pero eso sería una regresión a los días aquellos. Imaginarse no más que por algun motivo de estado, seamos agregados a las listas de indeseables... camino a Villa Grimaldi en la "Capitan Javar-Villa Grimaldi Expreso", todo ese estimulo visual ya descrito y la camara de gases como destino final. Morir asfixiado entre tanto flaite... Prefiero nuestra tolerante e ineficaz Democracia ...
jueves, 4 de diciembre de 2008
La niñez en la micro
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