miércoles, 8 de septiembre de 2010

Reflexiones Políticas sobre la Espada y el Príncipe

(Entrada larga, long indeed, viene en dos partes o una que será expandida tiempo mediante. Requiere una cabeza política fría y desapasionada -venir de la escuela del escepticismo "in politicis", y mucha paciencia. No pretende agradar ni a la derecha ni a la izquierda ni al centro -what's the big difference anyways?)

A) El Lobo Soberano
La política es una ocupación desagradable. Al fin y al cabo, se trata del ejercicio último del poder sobre la vida de la población dentro de territorios determinados, poder que incluye como ultima ratio (o como expediente normal según las circunstancias, según según) la decisión sobre la vida y la muerte. La modernidad la concibe dividida en dos -esto desde Maquiavelo: la pacificación interior, llamada la "bas politique" (la sucia tarea cotidiana de mantener el statu quo vigente) y la defensa o la expansión exterior, tarea considerada como "haute politique", digna de Napoleón, Federico el Grande... Clausewitz - en una palabra, la guerra, la preparación para ella y toda la actividad que tiene como última ratio la guerra: la política exterior. La política se orienta, en último término, por la existencia del enemigo (interno y externo).

La pacificación interna se logra por el monopolio de las armas por parte de un órgano que se convierte en soberano: el Estado. Desde Maquiavelo y Hobbes, el estado es el objetivo primero del príncipe para asegurar su poder. El estado concentra todas las armas y todo el poder de la violencia "legítima". Hobbes nos dice que el lobo supremo se alza como árbitro absoluto cuya decisión es definitiva e inapelable. Este lobo requiere la sumisión absoluta y entrega la "paz" (que es el paso de muchas arbitrariedades en conflicto perpetuo a una arbitrariedad que es ley para todos -excepto para el propio príncipe) -ergo, para ser inapelable, debe ser todopoderoso: la población debe quedar inerme frente al poder de la espada del estado; la población debe depender del príncipe para su protección, tanto de sus congéneres como de los forasteros. Pero la paz es el beneficio de algunos por sobre otros. El monarca debe saber bien con quienes aliarse, ya que los que no se benefician no estarán contentos, y son el posible foco de ruptura de la "paz"...Basta con ver el destino de Luis XVI, pobre diletante que no entendió el poder de la burguesía en ascenso y de la desesperación y el hambre del pueblo, y siguió beneficiando a una nobleza decadente e inútil y a un clero voraz, en detrimento de la población general de Francia -y de sus soldados, un error garrafal.

B) La Maquinaria del Lobo:
Sin embargo, la estructura, el Estado, sobrevive a todas sus cabezas, y siendo el instrumento, es el premio, pero además, comienza a tener orgánica y vida propia. Hay una mecánica que caracteriza al estado: la racionalización y el control.
El estado esta en su inicio volcado a lo público. Este dominio de lo público es por sobre todo la preservación de la "paz" (a expensas del hambre, la destitución, la arbitrariedad del mundo económico con sus fábricas y marginalidad, el aplastamiento de los movimientos obreros; antes, a expensas del expolio del pueblo para mantener los privilegios de las noblezas cortesanas y los príncipes), pero puede, también, en casos más radicales como la Comuna, llegar a ser la imposición de la "virtud" (la revolución francesa en su fase Jacobina), de la "decencia" victoriana, de la "dictadura del proletariado", etc.

B.1)La Paz Pública
Es interesante notar que la racionalización y el control de lo público se dio en el estado absolutista y en el liberal. En ambos, lo que el estado hace es "quitar" e "imponer": quita en la forma de impuestos y gravámenes, con el fin de imponer orden y preservar el orden. El estado absoluto quita (impositivamente)para imponer el orden estamental; el estado liberal quita (impositivamente) para imponer el orden del mercado. En uno, se defiende la "tradición" y los "privilegios" y se alimenta a la nobleza y al clero con el dinero del pueblo y de la burguesía; en otro se defiende la "libertad formal" y la principio de la libre iniciativa a rajatabla (con todas sus consecuencias nefastas, basta hojear a Dickens, o Baldomero Lillo para darle entrada a los locales), en las que el estado no puede intervenir. Marx no erró el diagnóstico de su tiempo: el estado estaba para asegurarse que la población en general quedara a expensas de lo que la burguesía dictaminara como el sueldo del mercado y las condiciones del mercado. El estado estaba para mantener el orden y asegurarse que niños, mujeres y hombres trabajaran 16 horas diarias, que hubiera orfanatos-fábrica, y que la burguesía pudiera cortar su tajada de la torta y dejar las migajas al resto.

Ambas formas de control no están interesados en el "bienestar" ni los "derechos" de los hombres, sino en mantener un statu quo determinado y bien definido. El orden público, que es la "paz", es simplemente que todos estén donde deben estar y juegen el rol que les corresponde para que se perpetúe ese orden. No hay gran control policial, ni funciones de salud, educación, etc. por parte del estado. De eso se encargan los privados (el clero mayoritariamente para los desposeídos; y para los más afortunados, y algunas instituciones privadas). El estado liberal debe velar por la mantención de la libertad formal para contratar y despedir, es esta la convivencia pública que permite que florezca el comercio y la industria.

Este tipo de estado empieza a conocer desajustes a lo largo del siglo XIX, crecientes olas de insurrección del pueblo, y -ironías de la vida-, Bismarck es quien acepta el desafío y comienza a dictar las leyes sociales. Sale también la Rerum Novarum. León XIII y Bismarck comienzan a vislumbrar lo que a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX va a empujar adelante la política y la sociedad: quién se queda con qué parte de la torta.

Antes, el estado democrático "normaba" intercambios libres entre las personas: para casarse, había un procedimiento civil; en caso de disputa, existía un tribunal que podía dictaminar en cuanto juez o árbitro. Existía el debido proceso al menos en principio, existían leyes para el control de la criminalidad. Los hombres conocían ciertos derechos y tenían ciertas garantías, si bien eran existencias en papel más que en los hechos. Durante el estado absoluto,  no importaba mucho lo que los hombres hicieran siempre y cuando pagaran los impuestos y fuesen a la guerra de ser necesario. Tampoco importaba mucho si vivían o morían, si tenían hambre o no. Hay censura, no se puede hablar contra el rey, hay que seguir la confesión del monarca, pero en general, nadie se entromete en la familia, o en las formas de criar a los niños, sobre todo en las clases más bajas de la sociedad, abandonadas de Dios y de sus congéneres.
El estado liberal garantizaba ciertos derechos como el habeas corpus, la libertad de conciencia, el derecho a recibir un salario y a trabajar libremente, la imparcialidad del juicio, la objetividad de las leyes en su aplicación, and so on.

La llegada de la democracia como ahora se entiende, surge del ataque del estado total, que amenazó al mundo durante la entreguerra y que jugó su basa y perdió en la Segunda Guerra Mundial. Luego de la derrota del Reich, y con Rusia ad portas, se consolida el aludido estado democrático intentando salvar a Europa de las hordas del este, que llevaban la hoz y el martillo y la planificación quinquenal y los campos de concentración a toda Europa Oriental. Este Estado, salido de Bretton Woods, la ONU y el plan Marshal, tiene como marca ideológica la salvaguarda de los "derechos", sobre todo a la vista de la racionalización industrial del exterminio, tan sólo organizable desde el estado, que orquestaron Hitler y Stalin.

B.2 Libertad Negativa y Positiva:
El nuevo tipo de estado implica unas reglas del juego en las que nadie tiene un poder arbitrario, sino que todas las partes intervinientes conocen límites, tienen derechos y deberes, y todo esto se hace por medio del "estado de derecho" - la legislación como expresión de soberanía es dictada por representantes del "soberano" que pasa a ser el "pueblo". A diferencia del estado liberal (que era la encarnación del gobierno de la libertad desde las revoluciones de comienzos a mediados del siglo XIX), este estado no sólo cuida unas reglas del juego en las que los individuos supuestamente son "iguales". El estado liberal cuida la "libertad negativa": hay un área donde este no puede intervenir, y que es la esfera de la libertad. El estado sólo puede intervenir como árbitro de interéses en conflicto o  cuando cierta "libertad" sale de su "privacidad" y se convierte en amenaza para el "bien común" (el libre funcionamiento del mercado, dicho sea de paso).  El nuevo estado de la democracia de post guerra pasa a ser garante de una serie de "derechos" y también de la "vida". El estado administra la vida, y la acumula. Asegura el resguardo de los  "derechos humanos", y también sanciona agencias encargadas de velar por ellos. El estado lentamente comienza a volcarse a la regulación de lo "privado"...

Foucault nos señala este camino. El poder se descentraliza y se dispersa: con sus ojos vemos una gigantesca máquina de vigilancia y control ubíqua, donde todos somos nuestros propios carceleros... Algo de eso hay, pero pienso que esta maquinaria ubiqua sigue obedeciendo a la emanación del estado como productor de legislación y por ende, sancionador de la legitimidad de distintas agencias, instituciones, prácticas, etc. que se ciernen sobre la sociedad. Ergo, es gracias a la producción de legislación que se asigna a los colegios roles de vigilancia de la conducta de niños, se deriva a la institucionalidad psiquiátrica casos sospechosos de abuso, violencia, etc; se permite la intervención de guardias privados y cámaras de vigilancia, se instalan fonos denuncia. Foucault hizo una especie de metafísica del encarcelamiento: como es arriba, es abajo, y al igual que allá afuera en el todo hay vigilancia, control y normalización, lo hay al interior de la parte, en un feedback mechanism donde todos son observados y observan, reforzando las conductas favorables al "poder", que finalmente no esta en ninguna parte sino en todas, no es un ojo vigilante, sino los ojos de todos vigilándo y siendo vigilados.

El rol de los derechos humanos, de los ciudadanos, del niño, de la mujer, etc. permite comenzar esta intervención de la vida privada: veladamente, el estado se convierte en educador de la población, y "prepara" a las personas para poder vivir en el reino de los derechos. Cambia el concepto implícito de la libertad, que de ser "negativo", pasa a ser "positivo". La diferencia fundamental es que ya no se estatuye una esfera de albedrío de los individuos donde nadie más que ellos pueden decidir. La libertad es la actualización de ciertas potencialidades sin las cuáles el individuo no es "libre": necesita ser educado para desplegar esta potencialidad. Si un niño no sabe matemáticas, le va a estar vedado la solución de problemas matemáticos, el poder llevar sus cuentas ordenadamente; si no ejercita su cuerpo, no va a desarrollar determinadas facultades: no podrá jugar football adecuadamente, no podrá subir un cerro cuando le plazca, etc.

La educación le "abre" nuevas áreas de acción al individuo, siempre y cuando pase por el adecuado "training". por lo tanto, "puede" hacer más y ser más, ergo, es "más libre". Lo mismo pasa con el reino moral de la convivencia mediada por los "derechos": el acceso al respeto de la propia persona por los demás, la erradicación de las arbitrariedades y finalmente eliminar la necesidad de la represión supone entrenar a la población en determinadas conductas y visiones que garanticen que este estado de cosas sea posible. Y ese estado es la promesa y la excusa para intervenir las familias, sus relaciones, las insitituciones, etc, etc, etc.

Controlado lo público, se empieza a controlar lo privado...La legislación abre la puerta al poder sobre la vida de las personas y sobre el "bien" y el "mal" de los individuos. Se abren derechos a la expresión de identidad sexual, formas de vida, etc. Sin embargo, todo regulado, normado, por ley, mediado por tribunales, consejeros, jueces, policía, psicólogos, etc. Los "derechos" imponen un "deber ser" en el que los individuos deben ser educados. En el plano local, en esta ciudad específicamente, la lenta pero sostenida "reeducación" del macho chilensis esta empezando a rendir frutos...

J. Butler ("A feminist Theory of the State") defiende magistralmente el rol del estado como interventor contra la libertad negativa definida como un espacio legalmente organizado para la opresión y el abuso (en el caso que a ella le interesa, entre géneros). La legislación que defiende la "libertad" de los individuos, y por ende la no intervención del estado en la esfera de la privacidad, es una legislación hecha para favorecer la tiranía de determinado grupo sobre otro (en este caso, de los hombres sobre las mujeres). Lo mismo se puede extender a los niños y ancianos. Al quedar algo no normado, se deja espacio para los juegos de abuso y poder. Por ende, hay que legislar y dar mecanismos de defensa contra la "brutalidad machista". Esto extensible a padres abusadores, personas que discriminan a los gays, etc.

El rol del estado que garantiza, ya no sólo derechos de ciudadanía y de juicio justo (puros derechos públicos), sino derechos humanos (educación, igualdad de género, etc), es decir, derechos de las personas en cuanto tales, se levanta como padre sobre una población que aún no tiene el nivel de "madurez" necesaria para vivir según tan alto estándar. Ergo, en el caso de Butler, el estado debe normar lo "privado" y así salvaguardar los derechos de las mujeres en el caso que a ella le interesa, o de los niños, los ancianos, etc. La población debe reeducarse y esta reeducación requiere un potencial ojo vigilante sobre la conducta adentro de los cuatro muros de la libertad negativa y del patio de cada cual.

B.3 La Crítica, Los Actores Sociales, El Estado Garante de Derechos. 
A diferencia de Foucault, que ve el poder emanar desde abajo por relaciones asimétricas de fuerza, dominación versus resistencia y evitación, vigilancia y ocultación (las familias, colegios, oficinas, etc, constituyen estos nodos de relaciones de fuerza y resistencias), el estado como educador es una visión diferente. Todas esas relaciones de fuerza son intervenidas ya que se legisla y por ende, se da la sanción de legalidad al proceder de la policía, y de innumerables agencias estatales y también privadas (colegios, la policía, centros de mediación, hospitales, etc). El poder que se daba como arbitrariedad que escapaba la esfera estatal y de la legislación -el backyard de todo individuo o familia, crea disimetrías y dominados. También una alta tasa de niños maltratados, mujeres golpeadas, alcoholismo, etc.

Pero el asunto, visto políticamente, no viene de sentimientos de altruismo y humanitarismo que repentinamente habrían prendido en las clases dirigentes o en las esferas cultas -que son las que influencian la vida cultural, y van dictando los patrones culturales, los valores, etc. La burguesía ilustrada explotaba al proletariado y comenzó a ceder bajo la presión del conflicto social y la erosión causada por las guerras mundiales, no por corazón humanitario; el proletariado mismo era sumamente "machista", y no vino de ahí el movimiento el movimiento de liberación femenina. Durante mucho tiempo (todos los siglos anteriores al XX), lo normal era que el poder no se interesara en la vida privada más que cuando esta se entrometía en el funcionar del público. Lo que veo es que a nivel de la "cultura" (esa evanescencia que tiene un peso tan concreto y material a medida que se acumula a través de períodos prolongados) emanada por la ilustración (y que se veía fraguando desde el Renacimiento), había un movimiento de racionalización pero también de crítica progresivo, que era al fin y al cabo la quintaesencia de la ilustración. Este fue minando los statu quo imperantes, lenta pero inexorablemente, y fue poniendo en tela de juicio: al soberano y el derecho de la espada; a la explotación, al rol del proletariado y a la sociedad dividida en clases; a la religión  y la moral. Luego al concepto de ciudadano burgués, luego a la exclusión de la mujer de la vida política, luego al lugar de los niños como objetos pero no sujetos de derecho, y así sucesivamente.

El movimiento crítico comienza a quebrantar el entramado de dominaciones "privadas" y "públicas". Surgen los proletarios, las razas, las mujeres, los extranjeros, los jovenes... como agentes dispuestos a luchar contra estas dominaciones tradicionales y conquistar un espacio nuevo, y nuevos "derechos"....

(continuará)

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