martes, 31 de enero de 2012

Cerrado por Vacaciones

Un termina reculando con los años en ese punto en que todo se vuelve la iteración de lo ya conocido, de los errores de ayer y hoy y siempre, de las mismas necedades y las mismas necesidades y las vueltas sin solución de continuidad de las estaciones, de los conflictos, del dinero o su carencia. Para ser justos con uno mismo y la humanidad at large, esto no es gratuito: cierta comprensión rige esta convergencia inexorable de todas las almas con el correr de los años y se llama "madurez": un tedioso crepúsculo sin otra alma, divisa ni rima sino llegar de la mejor manera al final del día cancino, carente de dioses y afanes, con los huesos añosos de un escepticismo que ya es una segunda naturaleza en cuyos ojos nada brilla si no es la conservación de lo que uno ha podido retener de las circunstancias variopintas, mientras avanzan las canas y se evapora la novedad y el goce del asombro.
Me aburro de lo que escribo: primum porque la facilidad para la combinatoria estética de las palabras no vale nada si no hay temas a desarrollar, y sin un repertorio nutrido, pronto se agota uno, y comienza a aburrir a los lectores, y a uno mismo, como se dio a entender al comienzo del párrafo, y nada puede ser peor; secundum, como se infiere de primum, comienzo a entender que no tengo mucho más que decir, de lo que se puede concluir a su vez que me conozco un poco mejor - conócete a ti mismo ... espantoso axioma que libera de la cargas autoimpuestas por el afán de superación... Es que el escepticismo muta con los años: de joven, apunta hacia afuera, y comienza por opacar a los padres y a la autoridad, luego a las personas que nos rodean, y a la vida ... Pero finalmente, comienza a apuntar - para algún lado tiene que apuntar, ¿No? -hacia adentro, al igual que el conocimiento...

Por ende, la casa cierra por vacaciones, que se extenderán todo el tiempo que tenga que ser, hasta que algo haga crujir la cabeza atontada y los sentidos embotados que, para bien y para mal, tengo como única posesión no sujeta a incertidumbre:  empiricamente he constatado una y otra vez que no puedo deshacerme de ellos, ni ellos de mí... Volvemos a ser uno cada mañana, sin importar cuanto se haya bebido.

Dejo la puerta abierta para que visiten a gusto si así lo desean y concluyo con lo que dicta el protocolo y el "como dios manda", una despedida:

Exiguos en número pero fieles parroquianos: me han dado su paciencia y sus oidos, y no huelga más que decir thank you wherever you are por vuestra dilecta atención y por tomarse el tiempo de vagar por esta solera y darme el regocijo de encontrar uno que otro comentario intercalado cuando en vez. Hasta la próxima, ojalá más temprano que tarde.

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