"Vivir y soñar son verbos sinónimos"
Un día se dispuso a narrar la realidad tal y como se daba. Hizo suspensión de su juicio, desactivó su corazón, silenció su boca y como el viejo Hume, desconectó la causa y el efecto, el antes y el después, la acción y la reacción.
Al creerse listo, descubrió con asombro que había un último escollo entre él y la realidad: ansiaba describir el mundo tal y como este era. Para describirlo, requería un lenguaje, y entre los disponibles, estaba la matemática, las palabras y el arte. Los tres eran mentirosos, los tres eran él y no la realidad. Era muy simple: Who renounces words renounces dreams, who does not dream cannot exist.
Como siempre, los medios fueron escuetos y reemplazaron el hecho rápidamente. Un hombre se desvaneció en el carro del metro a las 9am en punto, entre la Santa Lucía y Universidad de Chile. Hubo tres ataques de histeria y un infarto.
lunes, 21 de marzo de 2011
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1 comentario:
Era una broma, pero como toda broma, algo de seriedad hubo en su confección. Me gustó tu glosa, buen bálsamo para el ego ;)
Cuando escriba algun tomo humildoso, te lo mandaré y si te gusta, te encargaré el "proemio, exordio o prólogo" (grandes palabras esas).
Suerte
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