sábado, 18 de febrero de 2012

El fin del Mundo (just let the video go on before your read.) (God writes in broken clouds we can never descipher)

Todos lo soslayan. Algunos creen que es el fin "del sistema", otros el fin de la vida sobre la tercera piedra (los rayos gamma dejarían solo chicarrones para que los marcianos del futuro hagan la autopsia de la vida en nuestra pequeña casa de oxígeno y ozono).

No se que será. No lo pienso ni lo anticipo. Me gustaría que el capitalismo (como un compañero de trabajo anticipa) cayese y otro sistema venga en su reemplazo. Pero soy escéptico de los sistemas inventados por el hombre (siendo hombre yo mismo y escéptico de mi mismo, ¿qué pueden esperar de mí todos ustedes, congéneres?), y la sustitución del capitalismo me huele inexorablemente a una grey comunitaria que apesta a lana mojada, a perro callejero y a la demasiada cercanía que la modernidad superó. Después de la electricidad y la anestesia, ¿quién realmente quiere volver a la barbarie? Aparte, si pensamos en una salvación  por mano del hombre...¿no es un poco ingenuo?

No sé que pasará este 21 de diciembre del 2012, ni me importa mucho: si hemos de morir todos, que sea un rápido y fulminante golpe escénico. Nos freiríamos todos a 2 turnos: los orientales y europeos y Oceánicos en el turno primero, y los sudacas, caribeños, norteamericanos y africanos a las 24 horas (22 de diciembre del 2012). Dejemos a los pobres pingüínos, osos polares y científicos de diversas nacionalidades sobrevivir en la Antárica...

Prefiero esperar ese momento decisivo pensando en otras cosas. Cosas como lo que la vida nos enseña a todos - sin importar el lugar en la escala alimenticia que ocupemos: las canas y el paso de los años (las mujeres ven sus pezones apuntar hacia el centro de gravedad de la tierra y los hombres ven que el pelo ralea año tras año -  el público lentamente se "va del estadio" como se dice en mi tierra que no es patria porque la patria no es más que una abstracción... cosas como la menopausia y la falla de la próstata también valen como duras experiencias).

El fin del mundo me hace pensar en qué significa vivir sobre esta precaria piedra que gira en torno a un sol olvidado en el culo del universo... Piénsalo vos también querido lector, escaso como sé que eres...pero fiel. Vivir sobre la tercera piedra del sol significa sufrir mucho, y también conocer un amanecer y los pájaros cantando sobre ciudades alumbradas por faroles extinguiéndose con la lenta reaparición del astro rey. Son momentos solitarios si no se ha dormido, pero lo justifican todo, como lo justifican (al menos en mi humilde perspectiva) el haber tenido parte en la aparición de la progenie por medio de uno de los actos más deliciosos que se pueden dar, la fornicación...

Nada somos más que momentos que se han iterado una y otra vez: el alumbramiento, la libertad de la juventud que nada sabe y que todo quiere, los hijos que llegan y son a la vez cadena y dulce felicidad, y la vejez y el crepúsculo y el ocaso.... Todo lo que sucede entermedio y que tanto nos complica no son más que variaciones a ese tema eterno. De nada valen ni la filosofía ni las ciencias ni el arte ni la religión ni la técnica, que el tema sigue siendo el mismo y la soledad de la muerte... Más vale recordar que el viento silva sobre nuestra pobre espalda que se encorva con los años y que, sobre el mar, el último rayo del sol es verde sobre un fondo áureo de nubes dispersas en el verano y reflejos amarillos enceguecedores.

Tranquilo quedo esperando el fin del mundo. Aufcuidensen mis parroquianos y el resto también, que lo más probable es que se beba champaña y haya fuegos de artificio y todo siga igual para el 2013. "Era el fin del mundo, como siempre"...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante, como siempre. Sólo que...era maravilloso pensar, aunque fuera en una pequeña parte de tu ser, que todo se acababa y por fin era posible morir, o que el mundo de verdad era tan ajeno y misterioso como parecen decir los códices antiguos. Confieso una gotita de decepción.

Anónimo dijo...

Muy bien escrito, pero, que comentario más cargado, y decidor de ti como persona!! Al decir que los pezones de las mujeres apuntan hacia el centro de gravedad de la tierra, mientras los hombres ven ralear su pelo, puede verse con claridad la mayor falla moral que se aprecia en todos sus suculentos textos: es usted incapaz de pesar el yerro propio con la misma balanza que el ajeno. Es decir, es incapaz de mirarse a sí mismo. Esta es una suerte de sinecdoque de la personalidad pero inversa, lo que puede ser bastante grave. ¿No se le ocurrió considerar, señor eximio escritor, que sicon el tiempo los pezones de las mujeres apuntan al centro de la tierra, lo mismo hacen los penes? Y es bastante más grave! Espero que te rías y reconozcas, porque es muy gracioso que lo obvies, cuando pareces bastante perspicaz y se hace evidente la comparación. Saludos y sigue escribiendo! lita

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